Mujeres latinoamericanas en la lucha por el sufragio: una revisión histórica
Introducción
La lucha por el derecho al voto fue una de las batallas más importantes -y de las más largas- que emprendieron las mujeres en todo el mundo. En Latinoamérica, esta lucha tuvo sus particularidades y desafíos, y aunque en cada país la historia fue diferente, el objetivo siempre fue el mismo: lograr que las mujeres pudieran votar y ser votadas en igualdad de condiciones que los hombres. En este artículo, revisaremos la historia de las mujeres latinoamericanas en la lucha por el sufragio, sus victorias y sus derrotas, sus protagonistas y sus desafíos.
Los inicios de la lucha por el sufragio en Latinoamérica
La historia del sufragio femenino en Latinoamérica tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando en Europa y en Estados Unidos comenzaron a organizarse los primeros movimientos por los derechos de las mujeres. En la región, las mujeres también comenzaron a organizarse, aunque con ciertos matices. En Brasil, por ejemplo, la lucha por el sufragio se vinculó con la lucha por la abolición de la esclavitud; en México, las mujeres se unieron a la lucha por la justicia social y el derecho al trabajo; en Argentina, la lucha por el sufragio se vinculó con la lucha por la educación y la igualdad de derechos en el matrimonio. En todos los casos, las mujeres luchaban por su derecho a participar en la vida política de sus países y a ser consideradas ciudadanas con todos los derechos y deberes que ello implica.
Las primeras victorias: Argentina, Uruguay y Brasil
El primer país latinoamericano en conceder el derecho al voto a las mujeres fue Argentina, en 1947. La ley que permitió el voto femenino se sancionó gracias a la presión de las mujeres que habían creado la Unión Feminista Nacional y que habían organizado marchas y manifestaciones en todo el país. La ley, sin embargo, no permitía a las mujeres ser votadas: recién en 1951, gracias a la Ley Evita, las mujeres argentinas pudieron ser candidatas a cargos electivos.
Uruguay fue el segundo país en conceder el derecho al voto a las mujeres, en 1932. La ley que permitió el sufragio femenino fue impulsada por la socialista Paulina Luisi y contó con el apoyo de los partidos políticos y de la sociedad en general. Uruguay, además, fue el primer país en el mundo en garantizar la participación política de las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres. En las elecciones de 1933, las mujeres pudieron votar y ser votadas en igualdad de condiciones que los hombres.
Brasil fue el tercer país latinoamericano en reconocer el derecho al voto de las mujeres, en 1934. Sin embargo, la ley sólo permitía el sufragio femenino en las elecciones nacionales y estatales: recién en 1946, gracias a la lucha de las mujeres, se extendió el derecho al voto a nivel municipal.
Las luchas en el resto de los países
En el resto de los países de Latinoamérica, la lucha por el sufragio femenino continuó durante varias décadas. En algunos casos, las mujeres tuvieron que enfrentar una fuerte oposición de los partidos políticos y de los sectores más conservadores de la sociedad. En otros casos, la lucha fue más bien silenciosa, sin grandes movilizaciones ni manifestaciones públicas.
En México, por ejemplo, las mujeres tuvieron que esperar hasta 1953 para poder votar, aunque sólo en las elecciones locales. Recién en 1958, las mujeres mexicanas tuvieron derecho a votar en las elecciones federales. La lucha por el sufragio en México estuvo vinculada a la lucha por la justicia social y la igualdad de derechos, y contó con la participación de mujeres destacadas como Hermila Galindo y Griselda Álvarez.
En Chile, el derecho al voto de las mujeres se concedió recién en 1949. La ley, sin embargo, limitaba el sufragio a las mujeres mayores de 21 años y que tuvieran un nivel de educación básico. La lucha por el sufragio en Chile estuvo vinculada a la lucha por la igualdad de derechos en el matrimonio y por el acceso a la educación.
En Colombia, las mujeres lograron el derecho al voto en las elecciones municipales en 1954, y en las elecciones nacionales en 1957. La lucha por el sufragio en Colombia estuvo vinculada a la lucha por la democracia y el derecho a elegir a los gobernantes.
En Perú, la lucha por el sufragio femenino estuvo vinculada a la lucha por la igualdad de derechos y la justicia social. Las mujeres peruanas lograron el derecho al voto en 1955, aunque sólo en las elecciones municipales. Recién en 1956, las mujeres pudieron votar en las elecciones nacionales.
En otros países, como Paraguay, Ecuador y Bolivia, las mujeres lograron el derecho al voto en las décadas del sesenta y del setenta. En Honduras, Nicaragua y El Salvador, la lucha por el sufragio femenino se vinculó a la lucha por la democracia y los derechos humanos durante las guerras civiles y los regímenes militares que vivieron estos países en las décadas del setenta y del ochenta.
Conclusión
La lucha por el sufragio femenino en Latinoamérica fue una lucha larga y difícil, pero que finalmente permitió a las mujeres participar en la vida política de sus países en igualdad de condiciones que los hombres. La lucha, sin embargo, no terminó allí: las mujeres latinoamericanas continúan luchando por la igualdad de derechos en todos los ámbitos de la vida social y política. La historia del sufragio femenino en Latinoamérica es una historia de valentía, compromiso y perseverancia, que debería inspirarnos a seguir luchando por un mundo más justo e igualitario para todas las personas.